Comprendiendo que somos estrellas fugaces y la vida es un suspiro, no deberíamos desaprovechar ningún momento para VIVIR agradecidos y dar lo mejor de nosotros, sin competir con los demás y si temiendo a nuestra propia incompetencia, logrando hace valer más la presencia de cada uno.
Comparto el primer libro de mucho que ya se ha escrito y continúa enriqueciéndose, de un sin fin de experiencias que deseo de todo corazón logren abrazarlos, ayudándoles a sanar parte de los re-inicios que a todos nos toca vivir, para temer menos a la muerte o transformaciones y otorgarle la oportunidad correcta a nuestra VIDA. Para también todos lograr recibir las grandezas que sin duda merecemos y el mismo universo nos tiene dedicadas, pero que quizá en muchas ocasiones no nos creemos merecedores.
Si toca adversidad… vívela con todo, confronta, enfrenta, cuestiona, revélate, vuélvete cenizas las veces que sea necesario y rediséñate a partir de reaprender a volver a conocer ese nuevo “YO” que emrge de ti, amándote, reasumiendo la nueva realidad y tu nuevo ser, purificando para volver a fluir y crecer lo que correspondía; así como si toca reir, amar, gozar y festejar, permitir que no haya límites y el dolor de estómago de las carcajadas más simples se apoderen de ti y se hagan memorables, así como mariposas en el estómago o noches de insomnio de colores y aromas dedicados.
No debe haber razón sin locura, eso lo aprendí en el hogar con mis padres y hermanos, como también tuve la fortuna de imprimirlo en mi hogar.
No temas a la muerte que es intrínseca de la vida en un valseo constante, no permitas que el miedo se apodere de ti y entonces vivamos a medias(que sería darle inicio lento a la muerte en vida), y si llega a suceder… como a todo nos sucede en algunos puntos desérticos de transformación, porfavor retoma tu espacio, regresa a ti, escucha tu corazón, tu instinto, calla la mente y atrévete a ser tú mismo, con tus artes, dones y magias, sembrándolas y compartiéndolas a este mundo que tanta falta nos hace.
Al cielo, aquí, ahora, más allá… VIVE al 100%, que cuando te toque regresar el traje, habrás muerto/ranacido a la vida eterna, también al 100%.
Para un “Bien morir, un Bien VIVIR”