París. Ciudad musa. Baudelaire dijo que «toda desmesura crece allí como una flor». Pablo Montoya, después de haber vivido diez años en la ciudad luz nos asombra con Cuaderno de París. Aunque desde el punto de vista formal se asemeja a Spleen de París: relatos cortos, urbanos, sobresale un lirismo punzante, brumoso, de exiliados que alucinan en las calles sucias de un pasado deslumbrante, de estatuas de personajes que ya se han ido, de fantasmas, que todavía se les siente caminar en el aire. Y París, inalterable, observa indiferente cómo los hombres desde tiempos inmemoriales se sacian perplejos en sus entrañas.