mi cuerpo sobre el de ella, frotando mi eje contra sus húmedos pliegues. Su espalda se arqueó y curvé un brazo alrededor de sus caderas, manteniéndola quieta antes de empujar hacia adentro, con un empujón enérgico, me encajé profundamente dentro de ella. No fui gentil, como había prometido, pero ella me tomó por completo, estirándose alrededor de mi gruesa erección.
Julianna dejó escapar un grito ahogado y su cuerpo sufrió un espasmo, su coño apretándose alrededor de mi polla, prácticamente estrangulándola.
—Joder —siseé. Estaba tan apretada como un puño y su núcleo palpitaba alrededor de mi longitud.
Mi corazón dio un vuelco.
Sus dedos arañaron las sábanas, su espalda se arqueó contra mi ingle.
—Killian — jadeó, casi con dolor.
—Te lo dije —mi pecho se sacudió con un gruñido áspero—. no seré gentil. Te lastimaré. Te destrozare. Te poseeré.
—Cállate y fóllame —siseó Julianna.