“La variable independiente” constituye un intento por encontrarle sentido a la crisis venezolana de las últimas décadas superando los diagnósticos convencionales. Según su autor, argumentar, a la manera tradicional, que el país se puede componer sobre la base de leyes y decretos es dispararle al blanco equivocado y confundir los síntomas con la enfermedad.
A juicio de Rial, estos análisis no incorporan el elemento central –la cultura–, que se manifiesta en todas las decisiones de la sociedad, motiva a los individuos a actuar de una manera y no de otra y determina el éxito o fracaso de planes y proyectos.
Su intención, mediante el análisis de la variable cultural, es: «entender cómo somos, por qué somos y cuánto nos cuesta el sistema de valores que tenemos. Queremos ir mucho más allá de unas listas y un diagnóstico. Pretendemos (…) imaginarnos un camino nuevo y distinto. Un camino, eso sí, que llegue hasta la raíz de los problemas (…). Que sea un verdadero proyecto de cambio, de adaptación al mundo moderno y de empeño por concretar una nueva visión de país. Que nos permita revisar dónde estamos y qué hemos hecho, pero solo para tener una idea clara de hacia dónde queremos ir y cuánto habrá que pagar por el viaje. Que nos ayude a construir una existencia más próspera, más equitativa y menos tropezada. Para todos los que vivimos aquí. Y para todos los que vienen».