Definitivamente mi lectura más entrañable del 2021. Leer e imaginar cada uno de los testimonios de este libro me dejó con el alma llorando y al mismo tiempo horrorizada. Cuánta gente fue víctima de ésta desgracia, de este apocalipsis del hombre? Cuántas víctimas de la negligencia de un gobierno soberbio cegado por su ideología? El estigma ridículo y cruel con el que tuvieron que vivir los miles de desplazados por el simple hecho de ser originarios de los alrededores de Chernobil aún cuando todos ellos ya habían sido dañados de por vida por la radiación asesina. Cuánta gente sabía la magnitud de la catástrofe y no podía hablar por miedo a las represalias del gobierno y cuánta gente lo ignoró todo por completo y vivió su vida "envenenándose" a diestra y siniestra cada día. A 34 años de la catástrofe de Chernobil, ya hubo un juicio contra los responsables. Pero, eso bastó? No, el hombre ocasionando tales desgracias contra la humanidad a lo largo de la historia por jugar a ser Dios no puede pagar sus crímenes en un juicio. Una de las frases más importantes que nos deja Voces de Chernobil y que nos enseña que a pesar de que la ciencia y la tecnología del hombre alcance niveles insospechados siempre se tendrá que regresar a lo primigenio, a lo básico para contrarrestarla; "Contra el átomo la pala".