En El viaje de Tomás y Mateo, Lisandro N. C. Urquiza nos llevó de paseo al Viejo Continente, pero eso solo fue una simple elección de locación, ya que el lugar en donde la trama debía desarrollarse era algo secundario. La verdadera historia que intentó regalarnos –y que lo logró— fue la de dos seres increíbles a quienes el destino los desafió a jugar… y ellos, desde el corazón, jugaron. La travesía fue tan desenfrenada que, en la última página de aquel viaje, una proposición de amor eterno se encargó de dejarnos expectantes… hasta hoy.
Ahora Tomás Prado y Santiago Mateo de la Cruz transitan una nueva etapa juntos, en el singular pueblo de “Aldea del Norte”. Allí conoceremos más de la historia de sus simpáticos habitantes y, por supuesto, seguiremos visibilizando la diversidad de la mano de sus protagonistas. Claro que también seremos testigos de que cuando se toman grandes decisiones se abren nuevos caminos llenos de alegrías, tristezas, risas, llantos, luces y sombras. Pero, de eso se trata la vida ¿no?
Solo una recomendación, y en palabras propias del autor: «Preparen sus pañuelos, amigos, porque en esta nueva aventura no podrán evitar emocionarse; y estoy seguro de que también soltarán algunas lágrimas… de alegría y de las otras. ¡Que disfruten el paseo!».