Por ello, Sahlman recomienda organizar el plan de negocio en torno a cuatro factores determinantes para una empresa:
El equipo, es decir, el personal que sacará adelante el proyecto y las empresas externas que proporcionarán los recursos necesarios para ello.
La oportunidad, el perfil del negocio: qué venderá esa empresa y a quién, cuál es su capacidad de crecimiento, su rentabilidad esperada y qué obstáculos pueden presentarse.
El contexto o panorama general: el marco regulador, los tipos de interés, las tendencias demográficas, la inflación, etc. Es decir, los factores externos y variables que no pueden controlarse.
El riesgo y el beneficio, una evaluación de todo lo que puede ir bien o mal, así como una reflexión sobre cómo responderá el equipo ante diversos escenarios.