Esa otra chica, de hermosos ojos verdes: no había nada malo en su vida. Era hermosa, era amada, era inteligente. Pero siempre se había sentido sola y muerta de frío, única y distante de los demás, encerrada, incomunicada y a veces, cuando su celda la incomodaba demasiado, quería morir. Esa chica hermosa estaba enferma de melancolía y era posible que necesitara pastillas para seguir viva, pero ahora lo único que la salvaba de la muerte era James porque cuando no podía amar a sus padres ni a su novio ni amarse a sí misma, esa chica de ojos verdes todavía era capaz de amarlo a él.