“Desde chica mi vida había seguido la línea de una costura hecha sobre el lomo de un animal nervioso, sin que el peligro o la sombra del dolor importaran”. Pero ahora sí, importan. Y el descubrimiento de esa sombra, de ese peligro, es el núcleo de este libro.
Trabajando sobre el engranaje de lo cotidiano, Paula Vázquez va más allá de los derrumbes de una vida. Matrimonios, días de infancia, la familia, el trabajo, son escenarios donde los personajes de La suerte de las mujeres atraviesan una transformación: la sensación de “algo que cambia de lugar en el pecho, como los colores en una vidriera con el cambio de las estaciones”. El secreto, por supuesto, está en los detalles: el azúcar en la sopa, la tardanza de un hijo, el imperceptible gesto deun empleador, esa frase oracular que dijo la manicura. Jugando con dos espacios que se superponen, lo femenino y el sur argentino, Paula Vázquez indaga la fuerza del azar, la fortuna y el instinto con una prosa de alta calidad, rítmica, sobria. Su ojo afilado capta con precisión el momento del salto, el límite sutil donde la vida se abisma. Ningún personaje sale indemne de un relato de Vázquez. Ningún lector. — Ana María Shua