Ni la independencia ni la República de Venezuela nacieron definitivamente con la primera Declaración de Independencia en 1811. La independencia fue un hecho de armas que nació con el triunfo en Carabobo del Ejército de la República de Colombia en 1821 y se consolidó con la batalla de Ayacucho en 1824. La república fue una obra de la civilidad que quedó establecida al promulgarse la Constitución de la República de Colombia en 1821.
Nacimos, pues, a la vida republicana en el seno de nuestra más grandiosa creación sociopolítica: la República de Colombia, que reiteradamente se proclamó «libre por sus leyes e independiente mediante sus armas».
La definitiva institucionalización de la república fue una obra civil y no militar, que como tal debe rescatarse frente a las versiones de la historia patria y la religión heroica. Los venezolanos, para Germán Carrera Damas, somos objeto de una empresa de desorientación de nuestra conciencia histórica, dirigida a introducir la confusión perversa entre «independencia» y «libertad», que no son en absoluto sinónimos.