En 1993, durante el ataque de un grupo rebelde armado a la población de Mattru Jong (Sierra Leona), Ishmael Beah, de 12 años de edad, se ve obligado a escapar hacia la selva, esquivando los cuerpos de los aldeanos abatidos por la disparos.
Tan solo unos días atrás, Ishmael, su hermano Junior y su amigo Talloi habían partido desde Mogbwemo, enfundados en vaqueros holgados y decididos a caminar 26 kilómetros para demostrar sus habilidades como raperos en un concurso de talentos. Nunca podrían haber imaginado que aquel día luminoso y fresco de enero sería la antesala de la experiencia más siniestra que la vida les ofrecería.
Acompañado de otros niños, Ishmael recorre los pueblos cercanos rastreando a su familia y buscando cobijo y comida. A pesar de su entereza y sagacidad para sobrevivir, el pequeño Ishmael es reclutado por las fuerzas armadas del Gobierno. A partir de ese momento, con un AK-47 colgado al hombro y aturdido por el consumo de drogas que le suministraban sus superiores, el niño Beah transitará las entrañas de una guerra civil monstruosa que dejó al menos 50 000 civiles muertos.