Le dije que estar sola no era tan malo y que existían cosas peores que no estar con Julio. A una mujer le habían hecho comer un pastel que contenía los restos de sus padres. Un hombre que cada mañana al levantarse se ponía a hacer estiramientos se había despertado un día para descubrir que era el día anterior y el día siguiente. Una señora había barrido su casa, había salido a dar un paseo, y al volver no había encontrado nada. El periódico no estaba en el escalón de su casa, y su casa no estaba en su manzana. No lo había inventado yo. Lo decía un libro. También la guerra que no salía en Los Mundos era peor que estar sin Julio