vía taoísta, en cambio, nos enseña a dejar atrás la industria de la felicidad y a asumir el control de nuestra propia vida, comenzando con lo más simple y cercano: nuestro cuerpo, el cual es una unidad de forma física, flujo de energía y espíritu. El cuerpo es el espacio central ocupado por los taoístas. Aunque suele verse ignorado, es el recurso más básico, manejable y beneficioso que poseemos. Como un jardín con plantas diversas, el cuerpo necesita ser cultivado y alimentado para prosperar. Se halla conectado de manera fundamental con el crecimiento y el cambio, y sin embargo suscita un amplio rango de incertidumbres a nuestras expectativas y a nuestra forma de vivir.