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Irene Solà

Te di ojos y miraste las tinieblas

  • Cristinahas quoted10 months ago
    Pero a la vieja, que dormía como una fruta podrida caída del árbol, sobre todo la vigilaba. Porque Margarida quería estar ahí cuando Bernadeta se muriera. Quería verlo. Quería ver cómo se le negaban la salvación y la gracia divina por haber andado tantas veces con el diablo.
  • Mitzi Camposhas quoted10 months ago
    Había nacido, como todas las cosas que nacen. Pero Marta no se había muerto. Todavía. Como todas las cosas que mueren
  • Berenice Torreshas quoted10 months ago
    Lo entendió. Comprendió que todo tiene su precio. Y que el precio siempre es demasiado caro.
  • Lou Lamagahas quoted6 months ago
    Pero entonces Margarida lo entendió. Con el corazón en un puño. La cama de sus hijos estaba vacía y las mantas, frías, y Margarida lo entendió. Sabía que, por culpa del pacto que Joana había hecho y deshecho con el diablo, a ella le faltaba un cuarto de corazón y a Blanca le faltaba la lengua. Que aquella hermana suya amarillenta que se llamaba Esperança había nacido sin hígado. Al heredero le había faltado el agujero del culo. A Esteve, una oreja, a Guilla, el nombre, a Àngela, el dolor, a Martí el Coix, medio palmo de una pierna, y a Bernadeta, las pestañas, y después entendería que a
  • carlosszr4shas quotedyesterday
    Porque, mientras duró el tormento, la pasión de Cristo, los pies deshechos del Mesías subiendo al monte Calvario, su espalda desollada cargando con la cruz, el pelo largo goteando sangre y sudor, Dios solo miró a su hijo, solo amó al hijo, y solo lloró por el cordero. No estuvo pendiente de nadie más. Y todos los hombres y mujeres que nacieron durante el calvario se quedaron en la parte mala. Hechizados. Olvidados. Para siempre. Descuidados, arrinconados, condenados. Y lo que ha sido castigado no muere jamás.
  • carlosszr4shas quotedyesterday
    entonces la oyó. Inconfundible como un trueno en el fondo de los oídos. La voz de Dios Nuestro Señor, que le decía, «Huye de mí, maldita». El clamor horrible salía de entre las ancas de la montura, «Entra en el fuego del infierno, que lo han preparado el demonio y sus ministros. Adéntrate en las tinieblas con la serpiente que no descansa». Y, mientras subían montañas de estiércol y de fuego y bajaban a valles de brasas donde el viento bramaba y los árboles rechinaban cargados de urracas y cuervos, la voz incesante la fustigaba, «Yo te cincelé y tú te hiciste sierva de otro», tan ensordecedora que la mujer era incapaz de separar las palabras, «Aléjate de mí, endemoniada, que yo te di oídos y tú escuchaste a otro». Margarida, aterrorizada, miraba al culo del caballo y negaba con la cabeza, «Te di boca y confabulaste con otro», tropezaba, pero el estrépito continuaba, «Te di ojos y miraste las tinieblas».
  • maleñohas quoted24 days ago
    «Yo te cincelé y tú te hiciste sierva de otro», tan ensordecedora que la mujer era incapaz de separar las palabras, «Aléjate de mí, endemoniada, que yo te di oídos y tú escuchaste a otro». Margarida, aterrorizada, miraba al culo del caballo y negaba con la cabeza, «Te di boca y confabulaste con otro», tropezaba, pero el estrépito continuaba, «Te di ojos y miraste las tinieblas».
  • Noé ✨🐞has quoted2 months ago
    «Aunque lo peor de todo», musitó, «no es morirse. Todos nos tenemos que morir un día u otro. Lo peor es la soledad.»
  • Nat Morenohas quoted2 months ago
    «Te di ojos y miraste las tinieblas».
  • Nat Morenohas quoted2 months ago
    Yo te cincelé y tú te hiciste sierva de otro
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