Es difícil saber si fueron los griegos, los egipcios o los romanos quienes manipularon esos injertos, pues el punto culminante de la experiencia humana con rosas no se alcanzará hasta el siglo XVII, época en que los holandeses, con su habitual pasión y delicadeza, cruzando rosas Alba con Damasco de Otoño, obtuvieron la rosa de cien pétalos conocida como Provenza o Rose des peintres. Cuando nuestra cultura botánica creó esta maravilla, llamada Rosa centifolia, la jardinería alcanzó su mayoría de edad y se preparó, en su apartado de rosas, para iniciar una expansión extraordinaria.