aula no es depredadora y es de tierra, ni de viento ni de aire: Paula es como los tubérculos y los contadores del gas–, y se arrastra por el lecho de arena y agujos porque le duele menos el pecho que la planta de los pies. Paula, convertida en serpiente, encuentra los caminos de las hormigas rojas y aprieta la cabeza contra los hormigueros, pero no cabe, no cabe, no es lo suficientemente pequeña –quién lo hubiera dicho– para resbalar por los túneles menguantes hacia los depósitos de comida donde podría pasar el invierno, Paula, Paulova, Pequeña y Pulgarcita, escondida, con las hormigas rojas y las avispas muertas