«La vida interna de una redacción de diario, las argucias de la maquinación de noticias, las miserias del mundito literario, la crueldad empresarial: con estos mismos materiales narrativos se destapan ollas, se cobran venganzas, se denuncian chanchullos, o bien se lanza un texto como quien lanza una molotov. Pero Hernán Arias cultiva una prosa despojada, la de los impasibles, ajena a las altisonancias, deseosa de precisión. El recorrido del director editorial, por caso, se describe con igual cuidado que el vuelo de un insecto ocasional en torno de un ventilador de techo. Quien suponga que, con un tono así, el peso de lo contado se aligera, se equivoca sin duda alguna. Sucede justamente al revés.» Martín Kohan