–Él no quiere decirlo –exclamó el niño–, así que yo lo haré. Que ellos no hayan regresado significa que han muerto. Minho es demasiado inteligente como para perderse. Es imposible. Están muertos.
Newt no abrió la boca. Chuck dio media vuelta y se dirigió a la Finca, con la cabeza baja. ¿Muertos?, pensó. La situación era tan grave que no sabía cómo reaccionar. Sentía un vacío en el corazón.
–El chico tiene razón –observó Newt con solemnidad–. Es por eso que no debemos salir. No podemos darnos el lujo de empeorar las cosas más de lo que están.
Puso la mano en el hombro del novato y luego la dejó caer hacia su cuerpo. Tenía los ojos humedecidos y Thomas estaba seguro de que, a pesar de su memoria borrosa, nunca había visto a nadie tan triste.