Ángel es un muchacho que malvive en una mísera alquería de Las Hurdes, dedicado a las labores del campo y sin más ambición que lograr comer cada día. No sabe que su familia y sus vecinos guardan un secreto, pero su abuelo se encargará de desvelárselo cuando, según la tradición, llegue el momento: son descendientes de moriscos, expulsados de Granada en el siglo XVI, desterrados del reino de Toledo en el XVII y refugiados en ese remoto paraje para huir de la persecución. Ese hecho marcará la existencia de Ángel, así como un desgraciado suceso que le obligará a escapar de su aldea y a rehacer su vida en Toledo, al amparo de unos padres franciscanos que le darán cariño y educación y harán de él un hombre admirable.