De noche en las ciudades, lo noto, hay hombres que lloran en sueños y luego dicen Nada. No es nada. Solo una pesadilla. O algo parecido... Desciendan en la nave del sollozo, con analizador de lágrimas y sondas de llanto, y darán con ellos. Las mujeres –ya sean esposas, amantes, musas demacradas, niñeras gordas, obsesiones, devoradoras, ex, némesis– se despiertan y, con femenina urgencia de saber, se vuelven hacia esos hombres y preguntan: «¿Qué te pasa?» Y los hombres contestan: «Nada. No es nada, de verdad. Solo una pesadilla.»
Solo una pesadilla. Sí, claro. Solo un mal sueño. O algo parecido.