En 1977, mientras estuvo exiliado, João Goulart conoció al presidente Carlos Andrés Pérez de Venezuela y se quejó con él al admitir que estaba a punto de perder la esperanza de volver a Brasil, país que permanecía aun bajo régimen militar después de 13 años: “Debes tener paciencia, Jango —respondió Pérez—; pasé años en el exilio y, como ves, ahora soy el presidente”.6