En diciembre de 1930, en Barcelona, el semanario catalán Mirador anuncia que el primer Premio Cèsar August Torres, destinado a una novela deportiva, se ha declarado desierto. La única obra que no enaltecía el deporte era, sin lugar a dudas, de Francesc Trabal, quien convertía al protagonista de su novela en campeón mundial del trompo, “una cosa poco seria”. En realidad, el Sànchez trabaliano, en su intento por encontrar una identidad asociada al deporte, es un personaje-tipo ridiculizado constantemente en sus múltiples intentos por asumir un rol social que no le corresponde. Esta parodia de la novela deportiva, traducida por primera vez al español, desvela las carencias de una sociedad deslumbrada por el deporte, un fenómeno que, como el cine, la electricidad o la velocidad, es considerado un símbolo de modernidad y heroicidad.