La cocina étnica está de moda. Afortunadamente, al menos en las grandes ciudades, quien no quiera contentarse con los platos que han consumido sus antepasados y desee aventurarse en sabores novedosos y en ingredientes exóticos que tal vez provengan del otro lado del océano, tiene a su disposición, seguramente, una interesante oferta de restaurantes étnicos. Prácticamente todas las capitales del mundo cuentan con restaurantes de cocina española, francesa, mexicana, japonesa, india, china, e italiana. Menos frecuentes, pero también presentes, están las casas de comida peruana, brasilera, polaca, vietnamita y tailandesa. Pero… ¿qué es y cómo se conforma una cocina étnica? Partamos de una base: en realidad, toda comida es étnica en tanto y en cuanto está conformada por un grupo de platos preparados de cierta manera y en base a determinados ingredientes, que constituye un signo de identidad de un país o región. La comida identifica un lugar geográfico y una determinada cultura, al igual que lo hacen otros elementos. Seguramente, si pensamos en los símbolos identificatorios de un país, uno de ellos será seguramente alguno de sus platos. Así, al pensar en Italia se nos aparece la ópera y un plato de pasta con salsa de tomates; evocamos a México por las pinturas de Frida Kahlo y el guacamole y Argentina es tango y asado. Farb y Armelagos en su obra Anthropologie des coutumes alimentaires consideran que son cuatro los elementos que definen una cocina: —El limitado número de alimentos seleccionados de entre los que ofrece el medio. —El modo característico de prepararlos. —El principio o los principios de condimentación. —La adopción de un conjunto de reglas: número de comidas diarias, consumo individual o en grupo, etcétera. A partir de las diversas realizaciones de estas cuatro variables, las dietas adquieren sus particularidades. Y allí aparecen las distintas cocinas étnicas, regionales o nacionales. ¿Se trata de términos intercambiables? Hasta cierto punto. En principio, podríamos decir que una cocina étnica es una cocina regional, esto es, una serie de alimentos y de modos de preparación que son considerados como propios o típicos de una región. Pero hablar de cocina nacional suele aparecer como un tanto amplio, ya que es muy posible que una misma cocina nacional contenga múltiples cocinas regionales. En Argentina, el asado (carne de res cocinada a las brasas) es el plato nacional por excelencia. Sin embargo es, en realidad, comida típica de una región gastronómica: la central, donde las extensas llanuras facilitan la crianza de vacas. En cambio, en la zona nordeste, de clima más cálido y con selvas, ríos y pantanos, se imponen como platos típicos aquellos basados en harina de mandioca, en pescados de la zona (como el dorado y el surubí) y en escabeches preparados con pequeños animales de la zona, como la nutria. En Italia, la septentrional región del Piamonte es tierra de manteca, crema, leche y queso, mientras que la cocina de la isla de Cerdeña, ubicada en el centro-sur, está ligada a tradiciones pastorales y sus ingredientes fundamentales son el aceite de oliva, el cordero, el queso de oveja, los alcauciles y los tomates. Hacemos esta salvedad porque, en el caso del presente volumen, ubicaré los platos en un determinado país (a excepción de buena parte de las comidas provenientes del Medio Oriente), pero es necesario tener en cuenta que, muy posiblemente, sean propios de una región o varias y no de todo el país en su totalidad. Por otro lado, no existe la cocina ciento por ciento pura de un lugar. Buena parte de los platos (si no todos) son la agradable consecuencia de un mestizaje de influencias diversas que se ha producido a lo largo de los siglos y, a veces, de los milenios.