«Dickens no hizo, literariamente hablando, nunca nada mejor… La versión femenina del señor Pickwick.»G.K. CHESTERTON
Al morir su marido cubierto de deudas, la señora Lirriper abre una pensión en el 81 de la calle Norfolk, en Londres, para pagar a sus acreedores e iniciar una nueva vida. Un solícito comandante retirado y un nieto adoptivo, fruto de un amor trágico, son sus huéspedes permanentes, pero el establecimiento está también lleno de huellas e historias de gente que viene y va. «Si las paredes de esta pensión pudiesen hablar […] tendrían tantas cosas que contar…» Una extensa galería de personajes genuinamente dickensianos desfila por estas páginas, desde el doctor Goliath, «enciclopedia animada del conocimiento universal», hasta el doctor Bernard, que ayuda a los tristes y hastiados a quitarse la vida en unas lujosas cenas que anticipan El club de los suicidas de R. L. Stevenson.
Historias cómicas, sentimentales, de fantasmas, de niños hambrientos y de fortunas enterradas componen el legado de la señora Lirriper. Dickens creó este personaje para su revista All the Year Round y animó a varios autores amigos, entre ellos Elizabeth Gaskell, a escribir las andanzas de sus huéspedes. La señora Lirriper (1863–1864) tuvo un éxito fulgurante: según Chesterton, Dickens «no hizo, literariamente hablando, nunca nada mejor» que esta «versión femenina del señor Pickwick».