Más allá de disquisiciones acerca la imbricación entre literatura y realidad, verosimilitud y ficción, y otros tópicos que utilizan los teóricos para desentrañar los escritos literarios, en esta obra el lector encontrará conversaciones de borrachera cuyo tránsito entre el habla coloquial, el vocablo culto o la referencia literaria precisa se logra por la excitación sensorial producto de la ingesta de destilados alcohólicos. Pero ¿quiénes participan en estos coloquios? ¿Serán unos elaborados personajes de ficción, producto de un guión bien planificado, o simplemente el autor y sus compinches?
Los dipsómanos Mierdotto, el Cabe, el Galle, Pedroza y otros, a quienes conocimos en «Historia de un bebedor que quería beber sake», prosiguen sus vidas gravitando sin remedio en el alcohol (bebiendo para vivir, y no a la inversa), escuchando rock duro y citando libros y autores, en pos de 'conseguir un efecto poético', en bares, algún lupanar, un concierto o en la cochera de sus padres. También están en busca de 'los pequeños incidentes, los sucesos ínfimos', pues son los que importan.