Cuenta sus orgullos y cuenta sus vergüenzas. La gente de los barrios sabe hacer eso. No la han ejercitado como a nosotras en ocultar las vergüenzas. Antes no he sabido cuál era su nosotros, pero aquí soy capaz de verme en un nosotras, las de los barrios altos, hijas de algunas madres o de algunos padres que apenas nos miraron de frente, atentos a las cosas, desviados de las verdades por el camino equivocado de las cosas, mercancías infinitas, objetos, ropas, títulos, propiedades reales o anheladas, nunca suficientes. Nosotras frente a ellas, las Marus desviadas también de las verdades por caminos muy otros que apenas puedo intuir. Nos creemos que escuchar es un acto de generosidad, pero sólo es cobardía cuando nada se da a cambio