Escrito verosímilmente en 1616, el Burlador de Sevilla y Convidado de piedra, atribuible a Tirso de Molina, es una obra que la tradición, como a menudo ocurre, nos ha entregado en condiciones textuales francamente malas, con numerosas erratas y amplias lagunas (le faltarían alrededor de 250 vv.). Pese a esto, el Burlador, prototipo de uno de los “mitos” más fecundos de la modernidad, el de don Juan, es una obra maestra, con la cual Tirso consiguió dos objetivos: escribir una pieza de teatro que funcionase muy bien como tal, con todos los recursos del oficio y con la exaltación de la fisicidad de los actores; dar vida a unos personajes idóneos para vehicular una profunda censura de la sociedad. El protagonista es una figura luciferina, al mismo tiempo repulsiva y fascinadora, que le permite al autor instaurar, por medio de una sublime ironía, el enfrentamiento de lo casual y momentáneo de las aventuras eróticas (estructuradas a la manera de “mosaico”, como habría dicho Shklovski, y con referencia a una serie de distintos subgéneros literarios) con lo necesario y eterno del castigo divino. Esta edición presenta toda una serie de novedades textuales e interpretativas.