Desde que en 1943 Pascual Jordan acuñara el término de biología cuántica y en 1944 Erwin Schrödinger, con su libro What’s life?, abriera el camino a la biología molecular se ha hablado mucho de las consecuencias de describir la vida en términos o conceptos cuánticos; en particular, de efectos triviales y no triviales. Los efectos triviales provienen del hecho que toda sustancia está hecha de moléculas, átomos, electrones, protones, etc. Más recientemente, en 2007, se produjo la primera confirmación experimental de que la mecánica cuántica podría estar detrás de procesos vitales como la propia fotosíntesis y se empezó a hablar de efectos no triviales cuánticos tales como entrelazamiento, efecto túnel, coherencia y latidos cuánticos, decoherencia, quiralidad, etc. La biología cuántica surge de la unión de la física, la química y la biología. El tema que trata es el de la propia vida. Sin lugar a dudas, toda la investigación básica llevada a cabo en la biología cuántica tendrá aplicaciones futuras directas en nuestra sociedad que conllevarán el cambio de muchos paradigmas.