No sé si esta lección nos ha ilustrado sobre el modo de comunicar una mala noticia, y no digamos sobre el de consolar a quien ha perdido a un ser querido, pero al menos nos ha recordado que la muerte y el dolor no siempre van juntos: hay que ofrecer compasión, aunque no siempre es bien recibida y en ocasiones cabe considerarlo un acto presuntuoso.