Kintsugi es el arte japonés de reparar cerámica rota con oro y platino, enfatizando así las grietas y sugiriendo cómo nuestras cicatrices se suman a nuestra belleza física porque trazan nuestras historias y trayectorias de vida. En el centro de la novela hay un cuerpo. El cuerpo de una niña que está tratando de entender lo que significa ser mujer, el cuerpo de una mujer que intenta mantenerse íntegra a pesar de estar rota en fragmentos por la enfermedad. Un cuerpo como campo de batalla por la vida o la muerte.
Tres hilos principales exploran la feminidad: la narrativa principal cuenta la historia del cáncer de mama, cronológicamente, desde el diagnóstico, a través de numerosas cirugías, hasta la recuperación completa dos años después. En el centro de esta narrativa está el cuerpo, la forma en que se trata en el entorno médico, la forma en que pierde su privacidad e intimidad cuando se trata como un mero objeto. El segundo hilo está formado por fragmentos de la infancia. Una deconstrucción de los momentos en el tiempo en que la joven comienza a verse a sí misma como el Otro.
La tercera narración está poblada por arquetipos femeninos (Medea, Medusa, etc …), madres perdidas hace tiempo que visitan a la protagonista en episodios oníricos, contrapuntos del poder femenino. Escrito en segunda persona, y en un tono lírico pero parco, con elementos poéticos bellamente medidos y sencillos, Cuerpo Kintsugi es una historia optimista de supervivencia y renacimiento, y un viaje a las percepciones históricamente complejas de la feminidad y sus relaciones con lo sexual y el poder femenino.