Ismael Ramos incendia su escritura. Más allá del vínculo evidente con el título de estos poemas, esa acción los empuja a tomar cuerpo, a destruirse. Fuegos se concibe plural —un libro en prosa, con personajes, tan poroso en su concepto de los géneros— en sus muchos caminos: nos habla sobre el hilo que une la memoria y la identidad, la familia como herida en el presente, el entorno rural como experiencia propia y no como postal ni paisaje sin figuras, la escritura que se entiende canto y que se entiende abismo. La de Ismael Ramos es una de las voces más inteligentes y firmes de la nueva poesía gallega, y ahora se presenta en su traducción al castellano, consciente de que el fuego aniquila y —al mismo tiempo— purifica.