Situado en la iglesia londinense de San Bernabé, el protagonista, obnubilado por la belleza del templo, no da lugar a la sensación de miedo que le apareció al entrar. Al escuchar una música sombría y escalofriante proveniente del órgano, observa a un extraño organista que lo mira con una expresión de odio inimaginable y que de manera repentina y misteriosa desaparece mientras la música sigue sonando.
Camino a su casa, el narrador intenta olvidar el absurdo episodio que experimentó hasta que oye una voz de alguien que decía llamarse el Rey de Amarillo, susurrando a su alma. Este escalofriante cuento lo mantendrá inquieto y con suspenso, hasta que en cierto punto la realidad se desgarra e irrumpen las orillas del tenebroso Lago Hali y las torres de Carcosa, donde es la Muerte es Dios…