La relación entre los alucinógenos y otros alcaloides ergolínicos del cornezuelo con el ergotismo y los juicios medievales por brujería es un tema apasionante. Durante la Edad Media, muchas personas fueron juzgadas como brujas por manifestar convulsiones violentas de sus cuerpos, bailar frenética y compulsivamente, perder la cabeza, tener alucinaciones y jurar haber visto al diablo. Todas ellas, enfermas de ergotismo, fueron perseguidas por brujería.