Pocas veces ha habido mayor afinidad entre un filósofo y un científico. Julián Marías conoce a Jérôme Lejeune en 1980, y años después lo describe como «uno de los hombres que más se han esforzado por mostrar la significación inaceptable del aborto, cuya difusión, fomentada por unos y pasivamente recibida por otros, es a mi juicio lo más grave que ha sucedido en el siglo XX».
Este libro muestra cómo estos dos grandes humanistas supieron ir a contracorriente, usando la razón y la ciencia, para proteger al no nacido.