Mi madre se pierde en sí misma, sentada con sus piernas flacas, los brazos cruzados, el cuerpo hacia delante sobre la mesa, sin encontrar un lugar, mas bien vagando en una tristeza líquida. Está tan quieta. Me mira pero también voltea hacia el jardín, como paralizada por el desfile de sus propias imágenes. Mi madre por primera vez tan vulnerable esa mañana en la que el colegio va a empeza