La ciencia se mueve, cambia de lugar, se agita. Por dentro y por fuera se transforma; está tan viva como un ejemplar de una especie. Y luego se queda quieta, inmóvil, camuflada, a la espera. He aquí el tema central de esta obra: la ciencia se puede estudiar y comprender del mismo modo que han procedido las epistemologías evolucionistas, sólo que en este caso no son los entes vivos la unidad de conocimiento, sino los conceptos y las teorías científicas.