renovar las tres dimensiones de su naturaleza: la física, la espiritual y la mental.
La dimensión física supone cuidar efectivamente nuestro cuerpo: comer el tipo correcto de alimentos, descansar lo suficiente y hacer ejercicio con regularidad. La renovación de la dimensión espiritual proporciona liderazgo a nuestra propia vida. Está altamente relacionada con el segundo hábito (comenzar con un fin en mente) y tiene en cada persona un carácter muy diferente. Por último, la educación (la educación continua, que sin cesar pule y amplía la mente) es una renovación mental vital. A veces implica la disciplina externa del aula o programas de estudio sistematizados; pero no siempre tiene que ser así. Las personas proactivas pueden imaginar muchos modos de educarse.