Rybys y Herb son los únicos colonizadores humanos de un lejano planeta pero viven completamente aislados entre sí, hasta que Herb es llamado por Yah (Dios o el espíritu del planeta) para que acuda en ayuda de Rybys. A Herb ya le iba bien pasarse el día escuchando a Linda Fox, su cantante favorita, pero Dios le destroza el equipo de música. Cuando Rybys queda en estado (y no precisamente por los esfuerzos de Herb), deben volver a la Tierra, donde el niño aún no nacido deberá enfrentarse al malvado Belial, que ha corrompido la pureza del planeta y de sus habitantes. En su misión colaborará Elias Tate, un anciano místico que es la expresión terrena de Elías, el amigo de la humanidad. Por accidente o por voluntad de Belial, Rybys muere y el niño Emmanuel nace con daños cerebrales que le impiden recordar su destino cósmico, pero una serie de personajes le irán presentando paso a paso la naturaleza del conflicto eterno.