Un hombre cree que una mujer es, realmente, una mujer.
Una mujer está segura de que un hombre no es más que un hombre.
¡Y nadie sabe lo que se esconde en un disfraz humano!
Quien menos se piensa, secretamente puede ser un diablo, una fiera, un monstruo, y a solas manifestársenos en su forma verdadera e inconcebible.