Al comenzar este capítulo anticipé que rastrearía una modalización tan reiterativa como distinta del autor analizado en relación con la tematización de los cuerpos gordos. Con las evidencias presentadas es posible atisbar que la agencia de los personajes caduca: existe en forma sucinta y luego se corroe. Sus personajes acaban siendo víctimas de la violencia machista o cediendo ante las presiones del odio contra los cuerpos gordos, estimulado por la industria médica, estética y nutricionista. Los relatos desembocan en el reforzamiento de aquello que sus personajes querían, en un principio, trastocar.