Abandonada en mitad de la madrugada por el insomnio, intenta escribir, pero es imposible. Ha de conformarse con ensayar el intento. Alejandra ha escrito muchas veces hacia la muerte, y desde esa tendencia han surgido sus mejores poemas, pero ahora casi tendría que escribir desde la muerte. Algo dentro de ella le dice que hoy va a morir. Lo sabe. Ve todo cerrado. No hay afuera ni adentro, y eso significa mucho. Hace tiempo, años incluso, que vive acompañada de esta sensación, de que cada día es el final, o el antefinal, pero cada noche se olvidaba de suicidarse.