escena mexicana se pobló de nuevas activistas con un cambio notable de programa: se denunciaron las formas de sometimiento patriarcal, se eliminó el acatamiento “maternalista” y hubo explícitas manifestaciones acerca de la libertad en materia de anticoncepción y sexualidad. De modo singular, apareció la denuncia de la violencia ejercida contra las mujeres, en particular en el ámbito doméstico, de modo que la agenda tuvo una dramática transformación