No hay un método mejor que otro. Pero escribir implica:
Planificar la idea.
Ir a averiguar sobre el asunto en los lugares adecuados.
Investigar sobre el tema.
Suponer sus derivaciones.
Tomar notas que a veces incluyen ya alguna parte del texto.
Decidir cuál es su columna vertebral e irse por las ramas sólo si esas ramas o derivaciones resultan funcionales.
Desechar las ideas no pertinentes, las que correspondan a la historia de otro personaje y no del protagonista, por ejemplo, que desvían la atención del lector de la acción principal.
Reescribir.
Dejarlo guardado, y un mes, dos meses, seis meses después, volver y ver qué ha pasado con el asunto en tu mente y en el texto.