Forjada a finales del siglo XIX en la doctrina jurídica alemana y luego francesa, para responder a la exigencia de la fundación del derecho público, la teoría del Estado de derecho ha sufrido inflexiones importantes en el siglo XX: el reto totalitario llevó a sobrepasar el diseño puramente formal, basado en la idea de la jerarquía de normas, a favor de un esquema sustancial que privilegia la garantía de la seguridad jurídica y las libertades fundamentales.