Poirot y Hastings están reunidos con su vecino, el doctor Hawker, cuando reciben un mensaje urgente: el conde Foscatini, paciente del médico, ha implorado por ayuda. “Me han asesinado”, ha atinado a decir a quien lo atendió telefónicamente. Los tres se dirigen de inmediato a verlo y descubren efectivamente que Foscatini ha muerto. Una puerta cerrada, una cena compartida y un cadáver son los primeros indicios de una investigación que resultará realmente interesante.