—Ni bien ni mal. Nos reímos de ti cuando pensamos que, si no hubieras sido un capullo integral engañándola, nosotros no nos hubiéramos conocido. Oye, hay que agradecer que gracias a ti estamos juntos y felices, de lo contrario no lo seríamos. ¡Gracias macho! —Le dio unas palmaditas en el brazo y volvió a mi lado. Ninguno de los allí presentes reaccionó