Edipo es expulsado de Tebas como responsable de la epidemia que se abate sobre la ciudad. La Víctima está de acuerdo con sus verdugos: la desgracia ha hecho irrupción porque Edipo ha matado a su padre y se ha casado con su madre.
El chivo expiatorio supone siempre la ilusión persecutoria. Los verdugos creen en la culpabilidad de las víctimas; por ejemplo, en el momento de la aparición de la peste en el siglo XIV, estaban convencidos de que los judíos habían emponzoñado los ríos. La caza de brujas implica que tanto jueces como acusados creen en la eficacia de la brujería. Los Evangelios gravitan alrededor de la pasión, como todas las mitologías del mundo, pero la víctima rechaza todas las ilusiones persecutorias, rehúsa el ciclo de la violencia y lo sagrado. El chivo expiatorio se convierte en el cordero de Dios. Así se destruye para siempre la credibilidad de la representación mitológica. A partir de ahora, los perseguidores serán perseguidores avergonzados.
El chivo expiatorio retoma, precisa y sintetiza los grandes temas de los libros precedentes de René Girard, como Mentira romántica y verdad novelesca y La violencia y lo sagrado, recuperados también en esta colección. El deseo mimético está en el origen de las conductas individuales y la ilusión persecutoria es el modo como las sociedades encuentran su cohesión después de los periodos de crisis.