Sexo, sexo, sexo. Pensamos en él, fantaseamos con él y alardeamos de él. A veces -incluso— lo hacemos. La sexualidad está tan presente en la vida humana que la consideramos “natural” y no suponemos que haya nada nuevo por descubrir en la materia.
Sin embargo, un análisis de nuestro discurso sexual cotidiano puede revelar aspectos insospechados. ¿Por qué nos importa tanto el tamaño? ¿Qué relación existe entre las malas palabras y la sexualidad? ¿Es posible valernos de la lengua para mejorar nuestra vida íntima?