Tobermory había sido el alumno más brillante de Appin, y estaba destinado a quedar sin sucesor. Unas semanas más tarde, un elefante del zoo de Dresde, que hasta entonces no había dado muestras de irritabilidad, se soltó y mató a un inglés que al parecer lo había estado incordiando. El apellido de la víctima apareció en los periódicos como Oppin y Eppelin, pero su nombre (Cornelius) se transcribió fielmente.
—Si estaba intentando enseñar los verbos irregulares alemanes al pobre animal —dijo Clovis—, se ganó su merecido