la resiliencia es esencial en esta nueva ética de la responsabilidad definida como «la habilidad que un sistema y las partes que lo componen tienen de anticipar, de manera oportuna y eficiente, los efectos de un acontecimiento potencialmente peligroso, de absorberlos, admitirlos o recuperarse de ellos, entre ellos mediante el aseguramiento de la preservación, la restauración o la mejora de sus estructuras y funciones básicas».